El pulpo de anillos azules es uno de los animales más venenosos del mundo y el único pulpo letal para los seres humanos.
A pesar de su carácter dócil y pequeño tamaño, que puede llegar a un máximo de 20 centímetros con los tentáculos abiertos, contiene un veneno, del que no hay antídoto, con una potente neurotoxina que con un solo miligramo es capaz de matar a un ser humano.
Para liberar esta neurotoxina, cuyo principal componente es la tetrodotoxina, el pulpo muerde con su pico e inocula el veneno a través de la saliva. Este veneno, producido por unas bacterias existentes en sus glándulas salivales, bloquea los canales de sodio y causa parálisis motora e insuficiencia respiratoria.
Al no existir antídoto, la única manera de salvarse de la muerte ante una mordedura del pulpo de anillos azules es realizar masaje cardíaco y respiración artificial hasta que el veneno sea eliminado del organismo, que puede llegar a tardar 24 horas.